Una revolución tenían las niñas con esto de la vuelta al cole, por unos dias no se hacercaron al bosque encantado pero cunado ya había pasado el primer sofocón, se encontraron para tomar una merienda enel castillo del hada y poder disfrutar de nuevo de un relato apasionante del hada del oeste.
El verano a pasado y el otoño a comenzado a cubrir los prados y los bosques de un particular colorido, alfombrando a la vez el suelo con una alfroma de hojas no dejan de caer y de cubrirlo todo paulatinamente. Baja la temperatura y en el salon real las tres están muy cómodas apoltronadas disfrutndo de un descanso merecido luego de la tension del colegio.
La historia del hada fue muy corta pero a las niñas les llego de lleno al corazón, especialmente a Gabriela. Trataba de el sitio que ocupan las hadas cuando culminan su larga vida, y el interior del salón real se había llenado de estrellas mágicas que guardaban el alma de las hadas que habían partido hacia su merecido descanso después de una larga vida de servicio. En cada estrella podían verse los rostros de las viejas hadas con una sonrisa mágica y empuñando su mágica varita.
Luego cunado terminó el relato todos aplaudieron y se despidieron del hada del oeste dandole las gracias por la invitación y prometiendo volver para el siguiente relato.
Las niñas se fueron a casa a descansar, al día siguiente había cole y todavía tenían que prepararlo todo para luego de cenar irse a dormir.
Ya en casa mientras cenaba Gabriela miraba la fotografía de su abuela Concha que sonreía al ser captada por la cámara haciéndo un de sus particulares ocurrencias. En la fotografía la abuela aparecía con una especie de casco en la cabeza, esta ba sentada en una cama como preparada para dormir y sonreia de buen grado.
Los pocos recuerdos le traían las canciones de la infancia que su abuela le cantaba mientras acompañaba con palmas al ritmo contagioso de las canciones de su tierra.
Estasiada en los recuerdos que le traía aquella imagen pensó por un momento que su abuela quizás tuviese en verdad como le dijo su papa, una estrella brillante en el cielo... Justo como las hadas! Penso y sonrió sintiendo una sensación de paz y de alivio que posco a poco le llenó el corazón.
Su madre la saco del estasis al recordarle sus obligaciones escolares del día siguiente. Se despidió con un beso de buenas noches y se fué a su cuarto a descansar.
El cambio de temperatura, los tragines del dia pasado y el cambio de temperatura le hicieron sumergirse practicamente en su cama dentro de las cobijas... Se durmió profundamente....
En sueños alguien se dirige a su encuentro desde una nube iluminada por la penumbra del luna menguante, cree reconocer la imagen de una anciana que apoyada en un bastón de caña se aproxima a buen paso.
- Abuela! - exclama la niña con una inmensa alegría
La anciana no le habla solo le indica que guarde silencio y le extiende su mano para que le acompañe, la niña no lo duda y se incorpora de inmediato para acompañar a la anciana.
Fantástico la abuela esta aqui y juntas comienzan a recorrer un camino lleno de luces y de colores, esta tan contenta de tenerle que arde de deseos de contarle muchas cosas... Pero la anciana solo le sonríe y su mente se llena de aquellas imágenes de la infancia, canciones que vuelven llenar su mente como en la cena de hoy.
Ambas caminan alegres por el sendero que lleva precisamente a la estrella que se oculta tras la luz de la débil luna. De la nada una puerta se abre y las dos entran en una casita que no se veía desde fuera.
Dentro su abuela le invita a sentarse y a compartir con ella una taza de leche con azúcar y unas deliciosas galletitas que ambas mojan y relamen una y otra vez.
Se miran y se sonríen compartinedo un momento único y bello, sin palabras pero a la vez comunicadas solo con sonrisas y miradas iluminadas, mágicas si se quiere...
Luego la abuela le invita sentarse en el sillón que esta en el salón frente a la tele, sobre sus rodillas arropada por una mantilla de cuadros calzetados de colores su abuela le arrulla como antaño...
Gabriela duerme nuevamente con una sonrisa feliz en sus labios...
De nuevo abre los ojos, la voz de su mama le despierta - Gabriela! A levantarse!.
Gabriela se acurruca y de pronto le urge levantarse par dirigirse rápidamente a la ventana de la habitación.
Fuera en el cielo una luna perezosa acompaña a una estrella escapando del amanecer fresco del otoño.
Gabriela levanta su mano y se despide feliz de aquella estrella. Después de todo su abuela Concha vive alli, como las viejas hadas tiene su hogar en una estrella.
Y si piensa mucho mucho en ella, puede que pronto vuelva a invitarla a tomar de nuevo leche con azúcar y galletitas sopadas!!!
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